17 diciembre 2016

'Tolstói fue a visitar a Chéjov cuando estuvo ingresado en Moscú en 1897. “Le habló de la inmortalidad del alma”, cuenta Natalia Ginzburg. “Le dijo que, al morir, todos, hombres y animales, se unen en una esencia única, compuesta de razón y amor. Chéjov refirió luego que había imaginado esa esencia como una gran masa gelatinosa. Con la voz débil de esos días, le comentó a Tolstói que no tenía ganas de sobrevivir de esa manera. Tolstói se puso pálido”.'

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