24 julio 2012

"A mediados de los años cincuenta [Julio Cortázar] hizo un largo viaje por Italia, viendo monumentos y trasladándose de una ciudad a otra en tren. Y cuenta su mujer, Aurora Bernárdez, que siempre compraba alguna novelita en los quioscos de las estaciones, para acompañar el viaje. Casi siempre era Julio el que comenzaba a leer, y cuando terminaba una página, la arrancaba y se la pasaba a Aurora, que a su vez la leía y la arrojaba después por la ventanilla del tren como un romántico pañuelo, la paloma de un mago."

Jesús Marchamalo, 39 escritores y medio

5 comentarios:

  1. A mí me han dado ganas. De hecho...
    :)

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  2. :)Mola
    (actualmente lo dejaría en el compartimento del tren para que lo encontrara el siguiente viajero... yo lo hago)
    Besos.Lenteja

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  3. aquí estoy con intención de leerte habitualmente y veo que también está marchamalo, afortunada coincidencia.

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  4. Pues si...como gesto queda muy romántico...pero me parece poco práctico y además sucio. Soy más de la opinión d eLenteja...dejar el libro para que otro lo disfrute...

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anzuelos