hoy he madrugado y aún era de noche al salir de casa. llovía; nunca el mundo me parece más sórdido e inhabitable que al levantarme de noche.
qué fea es esta ciudad cuando todos los coches y sus pilotos autómatas se dirigen a su lugar de trabajo, qué feo es vivir en esta ciudad, qué coño hago aquí.
en el bus, cuatro tubos de sangre menos y el estómago vacío: una madre de mirada ausente y preocupada ignora a sus dos hijos pequeños que juegan entre ellos. la única luz del autobús es la sonrisa pícara del crío con gafas jugando con su hermana menor, y su madre ajena a ellos, tan ajena que me pregunto si ha dejado de ver esa luz en sus hijos.
y cómo entiendo el cansancio de esa madre. y el del autobús entero. y el de todos los paraguas oscuros como reptiles.
desayuno: odio la música de fondo, odio los bares llenos de ruido, de teles encendidas, de música ruidosa e inarmónica. odio todo eso sobre mi tostada y mi café.
me estoy quedando sorda y hoy me parece un alivio.
he caminado muy despacio y muy largo, con mi esqueleto de tortuga fibromiálgica, para devolver dos libros a una biblioteca llena de papel y vacía de gente.
he recordado los cielos preciosos de un paseo con ojos gallegos que dimos ayer.
las casualidades, las bandas sonoras, la sutileza de un montaje bien hecho, las manos en los bolsillos, la querencia de estar descalza.
creo que me he constipado. moqueo. apenas respiro.
Nepomuk (¡alegría, alegría y pan de Madagascar!) me ha mencionado en su afamado blog ―¡qué revuelo!― y sonrío: qué pequeño es el mundo y cuánto tardamos en ser encontrados. tanto que seguimos siendo tan solos.
9 comentarios:
oh! un largo post por fin.
(qué bien escribes, jodía ;-)
sí, alegría, alegría y pan de Madagascar!
en realidad contraté a Nepo hace años para que escribiese estas entradas tan otoñales ;-)
lo suponía ;-P
Qué distintas son las ciudades para quienes las habitan, no? Yo ayer por la tarde di un paseo que se me antojó muy hermoso... tal vez los lugares, quizá los encuentros... o seguramente la compañía...
Lo bueno que tiene nuestra ciudad cuando aún no ha amanecido es que no ha sido inundada del ruido que nos impide oir el rumor de nuestras propias vidas... Espero que tu sordera no sea también interior.
Un abrazo pausado...
PD Además de histórica, famosa!!! vamos a tener que tratarla de Miss Arpo!!
qué casualidad, también yo ayer di un paseo muy agradable por la tarde y en muy buena compañía ;-P
de momento, puedes seguir tuteándome ;-)
Lo mejor del otoño son las setas. Especialmente las Coprinus comatus, porque no solamente son deliciosas, sino que no pueden confundirse con ningún pariente venenoso.
Perdóname, Arponauta. Tenía que haber puesto el enlace. No sé si te he dicho que soy un puto desastre... :(
Bueno, con lo de "afamado" me he reído ¿eh? :D
Te quiero más.
los mejores paseos son aquellos en los que se lleva el mismo objetivo-lente y ningún paraguas :)
prófuga.
Pues gracias a Nepomuk yo he dado contigo, y cuánto me alegro!!! Me quedaré por aquí, si no te importa :)
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