"―No se enamore nunca de ninguna criatura salvaje, Mr. Bell ―le aconsejó Holly―. Esa fue la equivocación de Doc. Siempre se llevaba a su casa seres salvajes. Halcones con el ala rota. Otra vez trajo un lince rojo con una pata fracturada. Pero no hay que entregarles el corazón a los seres salvajes: cuanto más se lo entregas, más fuertes se hacen. Hasta que se sienten lo suficientemente fuertes como para huir al bosque. O subirse volando a un árbol. Y luego a otro árbol más alto. Y luego al cielo. Así terminará usted, Mr. Bell, si se entrega a alguna criatura salvaje. Terminará con la mirada fija en el cielo."
Truman Capote, Desayuno en Tiffany's
[traducción de Enrique Murillo]
3 comentarios:
Lo malo de esas parábolas es que son poco prácticas.
¡Cuánto me gustó ese libro! Los buenos libros nos hacen más felices, aunque sean poco prácticos.
a mi me gustan más los salvajes...
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