20 noviembre 2013

La abuela

Mi recuerdo principal sigue en su mano.
Su mano
que alguna vez en el siglo pasado
fue melodramática y carnal,
y que pasó del mar directamente a la cocina
para encender el fuego y convertirse
en vanguardia inteligente
de una conciencia de lo justo; cargando
con las trifulcas y disgustos de la familia,
arropando a los que dormían inquietos en invierno,
desafiando el luto
con la aceptación de todo lo que sucede,
sabiendo que lo torcido y lo derecho
terminan por enfilar en un solo rumbo.
Su mano,
respiración y poder articulados
entre objetos sabiamente sometidos,
y yo, que llegué cuando cerraba por última vez el horno,
para decirle que nada hay más hermoso que un huevo
ni más vivo que una mano de abuela en la cocina.


Joaquín Giannuzzi 

[hoy hace dos años que murió mi última abuela.]

4 comentarios:

Glo dijo...

Esas personas sensatas que nos hacen tanto bien.

Lenteja dijo...

¡Oh, las abuelas...!
Besos.Lenteja

Vir dijo...

Ultimamente me emociona cualquier cosa que lea sobre abuelas. Y estos días también pienso mucho en la mía, a pesar de que murió hace más de 20 años...

V.M. dijo...

Ay, las abuelas... de esas criaturas que deberian ser eternas...