desayuno con esta maravillosa música que ayer llegó fortuitamente a mis oídos. (gracias personas de twitter.)
leo la carta de despedida de Pilar Vázquez a John Berger y lloro, despacio, tranquila, aliviada de mi soledad, de la belleza, de las lágrimas que vencen el escitalopram, del silencio, del frío y de que el dolor me dé una tregua después de una semana refugiada en otra casa para recibir cuidados. y lloro de horror por todo eso también.
estoy viva, tocada y semihundida.
estoy.
y eso basta.
y hay tantos lugares que esperan para instalar mis ventanas.
6 comentarios:
Tantos, tantos, sí
Qué bonito es leerte, en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, todos los días de la vida, tan entrañable siempre.
Un abrazo, vikinga
Besos
he llorado la muerte de personas a las que no he conocido... así que lo entiendo, vaya sí lo entiendo.
¡Mientras no le des al alpiste tú...!
Un besazo.
Jj
Escribir y en general publicar era, hasta hace tan poco, una tan honorable manera de ganarse la vida... Asusta pensar que ya no es así.
Empecé King una historia de la calle, que encontré en la biblioteca de Baracaldo.
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