22 diciembre 2012

"El gusano pelo de caballo, apenas visible sobre una hoja seca, ha crecido en el intestino de un grillo que se lo tragó cuando sólo era una larva. Cuando el gusano ha crecido tanto que ya casi no cabe dentro del organismo del que se alimenta como un ínfimo vampiro, segrega una toxina que enloquece al grillo y lo empuja a arrojarse a una charca o a una corriente de agua: el gusano se desenrosca reventando el cadáver del grillo ahogado, nada hasta la orilla y empieza en tierra su vida adulta, apareándose en marañas convulsas de centenares de gusanos idénticos a él."

Antonio Muñoz Molina, En el bosque de un libro
El País, Babelia, 22 de diciembre de 2012

3 comentarios:

chris dijo...

Ummm, no me gusta. Creo que sigo embrujada o tan solo embriagada por las imágenes de ayer. Así que ni gusano, ni charca ni cadáver. Reinvindico las palabras imprecisas, las miradas y las sensaciones.

Un abrazo.

Glo dijo...

Parece que en la vida animal la crueldad y el tamaño están en relación inversa. Así, los elefantes llevan una existencia pacífica, mientras que los insectos, ya se ve...

Paloma Peña dijo...

Mmmm... orgía de tortura, muerte y sexo... pues no veo yo al gusano pelo de caballo tan lejos de la naturaleza humana... no sé.