14 abril 2013

domingo de sol (y los infinitivos)

día de limpieza y silencio nuclear.

vuelvo a escribir en mi viejo ordenador, en el que antes fue de beluga, el primer regalo sorpresa que le hice.
es raro estar aquí sentada, en este estudio que ahora está a la mitad, que sigue estando semivacío. descubrir fotos y vídeos y vidas que formaron parte de la mía, que fueron más yo que yo misma y que ya no lo son ni serán, a través de facebook: facebook es el mal cuando te sientes una extraterrestre.

saber que tu vida no va a ser tan completa como la vida que observas en pequeños retazos filmados, saber que ya no vas a ser tan feliz nunca. que dos años, once meses y catorce días después sigue doliéndote algo que suponías cerrado, suficientemente penado y clausurado. observar cómo otra vida te parece tan redonda, tan crecida e impecable y cómo sientes que la tuya está exactamente igual que al principio de los tiempos: ¿qué principio?

que mi hermano me corte el pelo delante de un espejo, en el mismo lugar en el que durante tantos años mamá me lo cortó cada veinte días con su paciencia infinita, que me dé vueltas la cabeza del vértigo, que mi pelo recién cortado sobre el suelo sea incomprensiblemente tan blanco.

todo reluce con los nuevos cristales de mis gafas-sin-rayar y mis 0,50 dioptrías de más. el sol impoluto después de semanas de lluvia ayuda. mi casa limpia, el patio barrido, los 43 (de)lirios apuntando, las lilas a punto de reventar, una ducha, mis uñas cortas, un pijama limpio y este silencio ayudan.

descubrir que Kirmen Uribe publica un nuevo libro y recordar lo mucho mucho que me gustó su libro de poemas.

volver a estar en paro, volver al pijama y al encierro.

saber que alguien a quien adoras está sufriendo por tus actos y por tus ausencias y sentirte deshecha e incapaz de consolar(nos).

sentirte tan querida y, aun así, seguir añorando.


la cerradura de la puerta de casa, que antes daba tres vueltas, ahora da cuatro; y pienso en la magia en la que no creo, esa magia que a veces sucede en los objetos y te intriga lo suficiente como para rozar la tentación de creer que nada pasa por casualidad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada,¡¡¡ me lees!!! NADA pasa por casualidad. Y no me cansaré de escribirlo, decirlo, cantarlo o gritarlo...
Un abrazo casual

Juli Gan dijo...

Hay días que duelen. Ánimo. Yo, que tengo la misma sensibilidad que una alpargata para la poesía, sólo escucho a Kirmen Uribe en las cnciones de Mikel Urdangarin. (Si alguien que no sabe quién es este último se fija en el apellido por casualidad, que sepa que no tiene nada que ver con el otro)

Anónimo dijo...

Me gusta mucho tu blog. A pesar de que algunas veces, como esta, me encuentro de bruces conmigo misma.

prófuga.