(Sé muy bien que en la infancia de todo el mundo hubo un jardín,
particular o público, o del vecino.
Sé muy bien que el que jugáramos era lo propio de él.
Y que la tristeza es de hoy.)
No hay que dejar de disfrutar en los jardines o los patios. Hacer pompas de jabón, jugar un rumy, pintar mandalas, tumbarse a leer placidamente... incluso se pueden hacer maquetas!
Cuando te olvidas de todo lo positivo que te aporta un lugar cedes espacio a la tristeza y esta le gana a la vida. No la dejes.
4 comentarios:
¡Ay, los jardines...! Besos.
No hay que dejar de disfrutar en los jardines o los patios. Hacer pompas de jabón, jugar un rumy, pintar mandalas, tumbarse a leer placidamente... incluso se pueden hacer maquetas!
Cuando te olvidas de todo lo positivo que te aporta un lugar cedes espacio a la tristeza y esta le gana a la vida. No la dejes.
En mi infancia hubo dos jardines. No eran el del bien y el del mal, sino el feo y el bonito. En cuanto a la tristeza, existía entonces y existe hoy.
En mi infancia no había ningún jardín y tampoco he salido tan mal :)
Publicar un comentario